Este 28 de diciembre se acostumbra a realizar diversas bromas por ser considerado Día de los Inocentes que se celebra en Latinoamérica y España, sin embargo, el origen de esta fecha guarda un suceso oscuro y cruel en el cual nada tiene que ver con el humor.
El origen cristiano de esta fecha hay que revisarla en el Evangelio de Mateo, uno de los libros del Nuevo Testamento en el que relata la terrible orden de Herodes el Grande, entonces rey de Judea por mandato del imperio romano.
Como muchos ya conocemos, resulta que unos sabios provenientes de oriente anunciaron que estaba por nacer el mesías que, según las profecías, sería el rey de Israel.
Ante el júbilo por la llegada del salvador, Herodes el Grande les dijo que, cuando lo encontraran, le avisaran de inmediato para poder ir él a adorarlo, pero en realidad su objetivo era matarlo, pues tenía miedo de perder su poder en manos de un recién nacido.
Después de conocer y adorar a Jesús, los sabios tuvieron una revelación y decidieron no informa a Hedores. Y entonces “al darse cuenta Herodes de que había sido burlado por los magos, montó en cólera y mandó matar a todos los niños que había en Belén, en toda la comarca, de dos años para abajo, conforme al tiempo que había cuidadosamente averiguado de los magos”, relata la Biblia.
El relato bíblico señala que José y María huyeron a Egipto porque un ángel se le apareció en los sueños, por lo que pudieron evitar que Herodes acabará con el bebé.
Los muertos por la cólera de Herodes en Belén se convirtieron en “Santos Inocentes” y mártires para los cristianos.
La cifra de fallecidos no es exacta, pues la liturgia griega habla de 14 mil varones asesinados por órdenes de Herodes, mientras que para los sirios eran 64 mil y 144 mil entre autores de la Edad Media, según la Enciclopedia Católica.
Sin embargo, autores modernos establecen cifras mucho menores que oscilan entre los seis y 20, considerando que Belén era un pueblo muy pequeño.
Con información de Fernando Salvador Gil