Biólogos mexicanos realizaron un increíble descubrimiento en la Península de Yucatán: encontraron un “agujero azul” que es el segundo más grande del mundo. Este agujero es una enorme cavidad submarina que podría ser tan larga como algunos rascacielos en México.
Se cree que estos sumideros se formaron hace muchos años, durante la última Edad de Hielo, que ocurrió hace unos 110.000 años y terminó hace unos 10.000 años, según la Conabio, una organización de biodiversidad en México.
Los expertos piensan que estos agujeros submarinos albergan una gran cantidad de vida vegetal y animal.
El agujero azul más grande mide unos 900 pies de profundidad, que es más de 270 metros, aproximadamente la misma altura que la Torre Mayor en la Ciudad de México, uno de los rascacielos más altos de la ciudad.
Este sumidero se llama Taam Ja’, que significa “aguas profundas” en maya, y está ubicado en la bahía de Chetumal, en la península de Yucatán y fue reportado en marzo en diversos portales de ciencia y medio ambiente.
Es importante destacar que el agujero azul de México no es el más profundo del mundo, ya que ese título pertenece a uno que se encuentra en las costas de China, que tiene unos 987 pies de profundidad, es decir, más de 300 metros, casi la misma longitud que el Edificio Chrysler en Nueva York.
Los investigadores mexicanos revelaron la existencia de Taam Ja’ en un estudio reciente, aunque ya habían realizado exploraciones y muestreos en 2021. Fue gracias a los pescadores locales que mencionaron la existencia de un tipo de “cenote” en el mar, que los investigadores pudieron descubrir este impresionante agujero azul. Sin embargo, su acceso ha sido complicado y peligroso incluso para buzos locales, lo que ha limitado el conocimiento sobre ellos.
El agujero azul tiene una forma casi circular y sus lados son muy empinados, con pendientes de hasta 80 grados, lo que le da una forma cónica. Los investigadores utilizaron pulso de sonidos reflejados para estudiar su composición y definir cómo están conformadas las superficies superiores.
Este descubrimiento es emocionante para la comunidad científica y puede ayudar a comprender mejor la biodiversidad marina en la región.
Dirección: Fernando Salvador Gil
Texto: Emmanuel C.