Sergio Vadillo, candidato priísta por el tercer distrito, adopta una estrategia de campaña notablemente personal y auténtica. Distanciándose de las prácticas convencionales de política espectáculo, opta por recorrer solo las calles del poniente, evitando la sombra del candidato principal y sin recurrir a la movilización de acarreados. Su enfoque es el contacto directo con los ciudadanos, visitando sus hogares uno por uno.
Este enfoque refleja un deseo genuino de comprender las necesidades y preocupaciones de sus potenciales electores de primera mano, estableciendo un compromiso directo con ellos. Vadillo se posiciona no solo como un representante político, sino como un vecino preocupado y comprometido con el bienestar y las aspiraciones de su comunidad.
Al elegir esta ruta menos transitada, Vadillo se distingue por su enfoque humano y su dedicación a una política de cercanía y diálogo abierto. Su campaña, centrada en la construcción de relaciones de confianza y en el compromiso directo con las necesidades del distrito, presenta una alternativa refrescante y prometedora a las dinámicas electorales tradicionales.