En medio de polémicas declaraciones, demandas internacionales y una estrategia política de odio hacia México, Donald Trump, magnate y ahora político, encontró un inesperado adversario en Rodolfo Rosas Moya, un empresario yucateco que lo derrotó legalmente.
La historia comenzó en 2007, cuando tras el paso del huracán Wilma, Quintana Roo buscaba reactivarse económicamente organizando el concurso Miss Universo. La empresa de Trump, Miss Universe LP LLLP, compartía derechos del evento con NBC y firmó un contrato con el Grupo Promotor MU de México. Sin embargo, conflictos crecieron debido a las exigencias de Trump, como iluminación europea que encarecía el evento.
Trump exigió garantías adicionales, entre ellas, un aval respaldado por cinco terrenos en la Riviera Maya propiedad de Rosas Moya. Pero el empresario detectó irregularidades, se negó a firmar el contrato y decidió retirar el aval. Aunque el concurso se realizó sin incidentes, tres años después Trump promovió demandas en México y Estados Unidos, buscando embargar terrenos que ya no pertenecían al empresario.
Con astucia y respaldo legal, Rodolfo Rosas fue exonerado por un juez en Nueva York, quien determinó que no tenía relación con Miss Universo ni obligación contractual alguna. Esta victoria judicial molestó profundamente a Trump, quien expresó su frustración con ataques en Twitter y declaraciones incendiarias contra los mexicanos.
Rosas Moya, por su parte, destacó que la actitud del magnate era parte de un plan estratégico para cimentar su campaña presidencial basada en discursos de odio y división. Aunque afirmó no guardar rencor personal, advirtió sobre el peligro que Trump representaba como líder mundial, comparándolo con figuras autoritarias del pasado.
La historia de este empresario yucateco no solo expone el carácter conflictivo de Trump, sino también la capacidad de enfrentar y vencer a un gigante mediático con integridad y estrategia.