Los alcaldes de Sudzal, Chapab, Tepakán, Dzilam de Bravo, Dzilam Gonzalez, Telchac Puerto y Pueblo, Yaxkukul, Sanahcat y Kaua abandonaron las filas del PRI y de sus partidos para unirse a Morena, respaldando al gobernador Joaquín Díaz Mena y a la aspirante presidencial Claudia Sheinbaum. Este giro político, que ellos justifican como un apoyo al “proyecto innovador” de la 4T, ha generado sospechas de una estrategia de presión conocida como “plata o plomo”, donde las decisiones parecen estar motivadas más por recursos y amenazas que por convicción.
La Ruta del Cambio: Progreso o Presión Política
Mientras los alcaldes aseguran que su transición responde al compromiso con la justicia social y la construcción de alianzas para el desarrollo de sus municipios, críticas señalan que en realidad están cediendo ante un supuesto bloqueo financiero orquestado por el gobierno estatal, que castiga a quienes permanecen en la oposición.
¿Plata o Plomo en Acción?
Bajo esta lógica, los alcaldes enfrentan dos opciones:
1. “Plata”: Unirse a Morena para garantizar recursos y respaldo estatal.
2. “Plomo”: Permanecer en la oposición y sufrir un bloqueo financiero que limite sus administraciones, afectando su imagen frente a los ciudadanos.
Casos como los de Erick Rihani en Progreso y Cecilia Patrón en Mérida refuerzan esta hipótesis, pues ambos han denunciado restricciones presupuestales que parecen tener fines políticos.
El Trasfondo Electoral
El cambio de partido de estos alcaldes forma parte de una estrategia para consolidar el poder de Morena en Yucatán, eliminando resistencias locales y reforzando su presencia electoral. Sin embargo, esta táctica afecta directamente a los ciudadanos, quienes ven sus necesidades supeditadas a los intereses políticos.
Un Debate Urgente
Estas renuncias cuestionan si los alcaldes priorizan realmente el bienestar de sus comunidades o si simplemente sucumben ante un esquema de presiones. ¿Estamos ante un avance hacia el progreso o frente a un centralismo político que limita la democracia?
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