En diarios y medios se nos está vendiendo la historia de siempre: Rusia es el malo de la historia, cuento que Estados Unidos promueve desde hace décadas.
Y es que no fueron los rusos en tirar la primera piedra, pues el ingreso del ejercito de Rusia es por cosas que iniciaron tiempo atrás y que tienen mucho peso.
Esto no inició con Ucrania y la OTAN propiamente, sino con la salida de Crimea en 2014, justo en el año cuando hubo un polémico cambio de gobierno en Ucrania.
Así como Crimea, las repúblicas de Donetsk y Lugansk quisieron hacer lo mismo, separarse y ser independientes, ya que no coinciden con la Ucrania que inició desde el 2014.
A esto a Ucrania no le gustó y entró en guerra contra su propia gente, ocasionando la muerte de miles de personas inocentes, la cual muchos han calificado como un genocidio por parte del gobierno ucraniano.
Vladimir Putin levantó la mano en la ONU varias veces para señalar lo que ocurre en Ucrania, pero nunca fue de su interés solucionar esto.
Y es que no hay que ser inocentes, pues la razón por la que la OTAN, liderada por los Estados Unidos, de ingresar a Ucrania a esta facción es para tener acceso a Rusia, pues les facilitar tener bases militares en territorio ucraniano para apuntar al país de Vladimir Putin.
Rusia no se iba a quedar sentado con los brazos cruzados, pues al reconocer la independencia de Donetsk y Lushank, dio inicio a la historia que todos ya sabemos.
Lo más triste del caso es que la OTAN quería a Ucrania y ahora se lavan las manos diciéndoles que no pueden ayudarlos porque no son parte de ellos.
Los dejaron morir solos en una guerra que no pueden ganar.
Y el cuento continúa, pues Joe Biden no ha dejado de decirle al mundo que condena las acciones de Rusia, que los va a sancionar mientras que el dólar se fortalece y cambia de discurso, ahora quieren resolver todo como el protector del mundo cuando estuvo provoque y provoque.
Claro, el gobierno Ruso no es una blanca palomita, pero que la Casa Blanca no nos quiera ver la cara pues es bien sabido por muchos que ellos son la mano que mueve la cuna.
Fernando Salvador