El comediante regional Joel Marín, mejor conocido como Cocoyol, repasó en una entrevista los problemas de vivió en el medio artístico, así como el fallecimiento de quien fue su padrino en las redes sociales y los problemas mentales que pueden provocar.
En sus inicios, el payo-cholo dijo que el trabajar en las redes sociales le afectó al igual que la muerte de su padrino, Dennis Palomo “La Candelaria”, con quien compartió escenario por última vez apenas una semana antes del lamentable suceso.
“Una semana, días, me comentan que fallece, y esa madre como que shockeo mi mente”, relató Cocoyol.
Pese a que apenas tenían seis meses trabajando juntos, la partida de Dennis Palomo fue un duro golpe para él pues “La Candelaria” tenía mucha confianza en su labor.
De igual forma, comentó que cuando trabajó con personas que le pagaban muy por debajo de lo que se merecía.
“30 eventos en el ayuntamiento pero te pagamos 250 varos cada uno y yo feliz porque es una lana… pero estaban cobrando 80 veces más”, señaló el comediante.
Al respecto, Cocoyol dijo que esto le pasó varias veces, pues él hacía el contenido, fotos, producción y lo tocaba una pequeña parte.
También, ahondó que hay muchos conflictos relacionados con el egocentrismo,
Como si fuera un deja vu, Joel Marín empezó a realizar videos en colaboración con Paloma “La reina de Lucas de Gálvez”, una popular bailarina que era vista en los mercados de Mérida, quien también termina falleciendo.
“Después de lo de Dennis grabo con Paloma…. y a la semana, cuello. Ya me daba miedo hacer contenido con mi esposa, con mi hija”, declaró.
Las redes dañan psicológicamente, aseveró.
Ante la posibilidad de dejar atrás su carrera artística, su pareja le aconsejó que continuara, pues dos figuras relevantes en Mérida le dieron una oportunidad.
A partir de esto, enfocó a crear sus parodias musicales, con las cuales ganó relevancia en las redes sociales e inspirándose en la imagen común del rapero, logró caracterizar a su personaje con el que ahora lo reconocen.
Dirección: Fernando Salvador Gil
Texto: Emmanuel C.